Corre la leyenda de que cuando Franco visitó la población de Cabezón de la Sal, le regalaron un saquito de sal en el que se leía: «Sal de España, Cabezón».
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Corre la leyenda de que cuando Franco visitó la población de Cabezón de la Sal, le regalaron un saquito de sal en el que se leía: «Sal de España, Cabezón».
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