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La razón de Julio Anguita

Resumen

¿Tenía o no tenia razón cuando en los años 90 opinaba así?

En junio de 1992, tras la derrota del Tratado de Maastricht en el referéndum danés pidió que España renegociara el acuerdo y abogase por un frente común con los países del sur de Europa para contrapesar la influencia de la Alemania reunificada en la UE.

Advirtió sobre una crisis del euro, y sostuvo que la construcción de la Unión no podía empezar por la moneda única, sino que esta debía ser en todo caso el resultado final de un proceso previo de armonización en materia laboral y fiscal de las economías de la Europa más rica y la Europa más pobre.

Rechazó la independencia del Banco Central Europeo de cualquier control democrático y advirtió que cumplir los objetivos de déficit para acceder a la moneda única favorecerían, con la excusa de reducir el endeudamiento, la privatización del sector público español y limitar la expansión de un Estado del Bienestar aún poco consolidado como el español.

Señaló que sin una moneda propia que poder devaluar para hacer más competitivas las exportaciones, los gobiernos españoles irían recurriendo a sucesivas reformas laborales para “devaluar” los salarios de los trabajadores.

En 1996, sacó del congelador la bandera tricolor y apostó por un referéndum sobre Monarquía o República. También criticó abiertamente los negocios de Juan Carlos I, de quien dijo que su corrupción era un secreto a voces entre la clase política.

En 1993, propuso un desarrollo federal del Estado de las autonomías, a partir del capítulo VIII de la Constitución, como forma de solucionar las tensiones nacionalistas y profundizar en la democratización del Estado.

Apoyó abrir un diálogo con el independentismo vasco para que abandonase la violencia, algo que mucho después hizo Zapatero para acabar con ETA.

Fue muy crítico con la política económica de Felipe González y después la de José María Aznar. Dijo que tendía a la desindustrialización y a la especialización de España en el sector turístico, inmobiliario y en las exportaciones con bajo valor añadido. Como alternativa propuso una banca pública y mantener un sector público industrial que funcionara como “brújula” o locomotora del resto de la economía española.

Expuso también la necesidad de limitar los beneficios de la banca.La crisis del Covid19 ha puesto de relieve la debilidad del tejido industrial español y su extrema dependencia del turismo. Hoy las encuestas revelan que la mayoría de los españoles abogan por recuperar empresa pública y exigir a la banca la devolución del rescate bancario.

Alertó de la crisis ecológica en la campaña de 1993, y habló de la necesidad de acabar con la obsolescencia programada de los bienes de consumo. Señaló la importancia de fabricar bienes robustos, de larga duración, en lugar de productos de usar y tirar. Hoy sabemos que alargando un año la vida a los aparatos electrónicos se podría reducir la emisión de cerca de 4 millones de toneladas de CO2 al año.

Hoy la crisis ecológica, la economía circular y el final de la obsolescencia programada forman parte de las políticas públicas en todo el mundo, así como de la futura Ley de Cambio Climático que se va a aprobar en España.

El futuro del empleo en la era de la robotización fue una importante preocupación suya. En sus intervenciones públicas explicaría que con los nuevos adelantos tecnológicos el crecimiento económico no supondría el pleno empleo.

Impulsó en 1998, como alternativa al problema del paro, una campaña por la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales. Se trataba de lograr la reducción de la jornada sin reducción salarial, para así repartir el empleo y mejorar la calidad de vida de las personas empleadas. Los grandes sindicatos apesebrados no quisieron acompañarle.

Las recetas que los sucesivos gobiernos españoles finalmente impusieron con el propósito de reducir el desempleo fueron abaratar las condiciones de despido e iniciar la generalización de lo que se ha dado en llamar precariedad. Una palabra entonces novedosa.

Por supuesto, no podía ser otro que Don Julio Anguita, un visionario en un país que no le mereció, cuya clase dirigente, empresarial, noble, eclesiástica y militar seguía, y sigue, anclada en «Los Episodios Nacionales»

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Julio Anguita